La Vitamina A es un nutriente indispensable para numerosas funciones corporales, desde la visión hasta la defensa inmunológica y la integridad de la piel. Sin embargo, una ingesta inadecuada puede llevar a la deficiencia, una condición que afecta a millones en todo el mundo, particularmente en países en desarrollo. Comprender las causas de la deficiencia de Vitamina A es el primer paso hacia la prevención y el manejo.

La causa principal de la deficiencia de Vitamina A es una ingesta dietética insuficiente de alimentos ricos en retinol o sus precursores, el betacaroteno y otros carotenoides. Esto a menudo está relacionado con la pobreza, el acceso limitado a alimentos diversos y dietas carentes de productos animales y frutas y verduras coloridas. Los trastornos de malabsorción, la diarrea crónica, ciertas enfermedades hepáticas e incluso la deficiencia de zinc también pueden afectar la capacidad del cuerpo para absorber, almacenar o transportar Vitamina A de manera efectiva, contribuyendo a la deficiencia secundaria.

Los síntomas de la deficiencia de Vitamina A son variados y pueden oscilar entre leves y graves. Los primeros signos suelen incluir deterioro de la visión nocturna (nictalopía), ya que la Vitamina A es esencial para la producción de rodopsina en los ojos. A medida que la deficiencia progresa, pueden ocurrir otras manifestaciones oculares, como la xeroftalmia (ojos secos) y las manchas de Bitot en la conjuntiva. Más allá de la salud ocular, la deficiencia puede provocar piel seca y áspera, mayor susceptibilidad a infecciones (especialmente respiratorias y diarreicas) y retraso en el crecimiento y desarrollo en niños, lo que resalta el papel crítico de la vitamina A para el crecimiento infantil.

La prevención de la deficiencia de Vitamina A depende en gran medida de garantizar una ingesta dietética adecuada. Esto implica consumir una dieta equilibrada que incluya fuentes de Vitamina A preformada (hígado, huevos, lácteos) y carotenoides provitamina A (zanahorias, batatas, espinacas, mangos, albaricoques). Las intervenciones de salud pública como la fortificación de alimentos y los programas de suplementación dirigidos han sido fundamentales para combatir la deficiencia generalizada en poblaciones en riesgo.

Para las personas preocupadas por su estado de Vitamina A, prestar atención a los patrones dietéticos es clave. Aumentar el consumo de alimentos ricos en nutrientes es la forma más natural de garantizar una ingesta adecuada de Vitamina A. Si se sospecha o diagnostica una deficiencia, se debe buscar asesoramiento médico profesional sobre los ajustes dietéticos apropiados o la suplementación para restaurar los niveles óptimos y prevenir consecuencias para la salud a largo plazo.