La historia de la Ivermectina es una narrativa convincente de descubrimiento científico, perseverancia e impacto global profundo. Comienza con el trabajo meticuloso del científico japonés Satoshi Ōmura, quien, en la década de 1970, aisló *Streptomyces avermectinius* de una muestra de suelo. Esta bacteria del suelo fue la fuente de las avermectinas, una nueva clase de potentes compuestos antiparasitarios.

En colaboración con William Campbell en Merck, el descubrimiento de Ōmura fue refinado. El equipo identificó un derivado, la ivermectina, que ofrecía un perfil de seguridad y eficacia mejorado. Este compuesto semisintético demostró rápidamente su valía, primero en medicina veterinaria, donde su uso veterinario de ivermectina transformó el tratamiento de infecciones parasitarias en ganado y mascotas, impulsando significativamente la salud animal y la producción agrícola. El éxito generalizado en animales allanó el camino para su aplicación en humanos.

La transición a la medicina humana marcó un momento crucial. La introducción de la ivermectina para tratar enfermedades como la ceguera de los ríos (oncocercosis) y la filariasis linfática, a menudo a través de generosos programas de donación, ha sido nada menos que revolucionaria. Estas campañas de administración masiva de medicamentos han salvado a millones de personas de afecciones debilitantes, ganándose el apodo de 'droga milagrosa'. La comunidad científica reconoció este logro cuando Ōmura y Campbell fueron galardonados con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2015, destacando los inmensos beneficios de la ivermectina para la salud humana.

El mecanismo de acción de la ivermectina, que se dirige a la función nerviosa y muscular de los parásitos, y su perfil de seguridad favorable han sido clave para su amplia aceptación. Si bien sus aplicaciones principales siguen siendo antiparasitarias, la investigación en curso sobre sus posibles propiedades antivirales y anticancerígenas sugiere que su viaje está lejos de terminar. A medida que continuamos explorando nuevos sistemas de administración de fármacos de ivermectina y sus aplicaciones en el control de vectores de enfermedades, el legado de la ivermectina como agente farmacéutico transformador está firmemente establecido.